La precipitación caída ayer en algunas regiones del departamento cruceño logró sofocar varios focos de quemas y disipar el humo que cubría la capital cruceña. Sin embargo, en el chaco chuquisaqueño los incendios continúan incontrolables, pues la llovizna no logró apagar las llamas en su totalidad.
Según el reporte de la Dirección de Medio Ambiente de la Alcaldía, la calidad del aire que se respira en la capital cruceña es buena, de 73 registrado el lunes, ayer pasó al rango de 48.
En cuanto a los focos de calor, el reporte del Sistema de Alerta Temprana Contra Incendios (Satif) indica que están disminuyendo. El lunes había sólo 55 y se cree que ayer bajaron aún más debido a la lluvia. Charagua es el municipio que más fuego registra con 16 focos.
Mientras tanto, en Masicurí (Vallegrande) el incendio continúa. Pobladores y voluntarios, que están luchando desde hace más de 20 días contra las llamas, se encuentran agotados y sufren problemas respiratorios y de los ojos, según Noel Rojas, director del Amni Valles cruceños, que ayer se trasladó a la zona con otras 50 personas.
En las serranías Bocón y Bola el fuego está incontrolable y sólo una lluvia fuerte podrá apagarlo.
En Arenales, los vecinos poco pueden hacer y esperan que el fuego llegue hasta el río para que se apague.
En el chaco chuquisaqueño la situación es más grave. En Huacareta las llamas alcanzan los 2,5 metros de altura y se estima que la superficie quemada en la serranía Los Milagros es de 34.808 hectáreas. Las 500 personas movilizadas, entre militares, pobladores y personal de salud, no sólo luchan contra el fuego, sino también contra los eventos atmosféricos adversos, pues la temperatura oscila entre los 30 y 45 grados, mientras que el viento hace que las llamas crezcan y obliguen a los brigadistas a escapar del lugar.