viernes, 29 de abril de 2011

Dos graves sequías en la Amazonia en solo cinco años alarma a los científicos


Una nueva investigación muestra que la sequía de 2010 en la Amazonia podría haber sido aún más devastadora para las selvas tropicales de la región que la inusual sequía de 2005.
El análisis de las precipitaciones en 5.3 millones de kilometros cuadrados de la Amazonia durante la estación seca de 2010, publicado en la revista Science , muestra que la sequía fue más generalizada y grave que en 2005.
El equipo británico-brasileño también calcula que el impacto del carbono de la sequía de 2010 puede llegar a superar los 5000 millones de toneladas de CO2 liberado después de los sucesos de 2005, pues las sequías severas secaron árboles de la selva. Para comparar, los Estados Unidos emitió 5400 millones de toneladas de CO2 procedente de combustibles fósiles en 2009.
Los autores sugieren que si las sequías extremas como éstas se hacen más frecuentes, los días de la selva amazónica actuando como un amortiguador natural para las emisiones de carbono de origen humano pueden estar contados.
El autor principal, el Dr. Simon Lewis, de la Universidad de Leeds, declaró: “Tener dos eventos de esta magnitud en rápida sucesión, es extremadamente inusual, pero lamentablemente consistentes con los modelos climáticos que proyectan un futuro sombrío para la Amazonia.”
La selva amazónica cubre un área de aproximadamente 25 veces el tamaño del Reino Unido. Los científicos de la Universidad de Leeds, habían demostrado previamente que, en un año normal, los bosques intacto absorben aproximadamente 1.500 millones de toneladas de CO2 . Esto ha balanceado las emisiones de la deforestación, la tala y los incendios en el Amazonas y ha ayudado a frenar el cambio climático en las últimas décadas.
En 2005, la región fue golpeada por una sequía poco común en la que murieron los árboles en la selva. El seguimiento sobre el terreno demostró que estos bosques dejaron de absorber CO2 de la atmósfera, y que los árboles muertos podridos lanzaron emisiones de CO2 a la atmósfera.
La sequía inusual, que afecta al sur-oeste de la Amazonia, fue descrito por los científicos en su momento como “un suceso en 100 años ‘ , pero sólo cinco años después la región ha sido azotada por una extrema sequía similar que causó el Río Negro afluente del río Amazonas cayera a su nivel histórico más bajo.
La nueva investigación, co-dirigida por el doctor Lewis y el científico brasileño Dr. Paulo Brando, utilizó la relación conocida entre la intensidad de la sequía en 2005 y de árboles muertos para estimar el impacto de la sequía de 2010.
Predicen que los bosques del Amazonas no absorberan sus habituales 1.500 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera en 2010 y 2011, y que otros 5.000 millones de toneladas de CO2 será lanzadas a la atmósfera en los próximos años una vez que los árboles que han muerto por la nueva sequía se pudran.
EL Dr.Brando, del Amazon del Brasil Instituto de Investigación Ambiental (IPAM), dijo: “No vamos a saber exactamente cuántos árboles murieron hasta que podamos completar las medidas forestales sobre el terreno.
“Podría ser que muchos de los árboles susceptibles de morir por la sequía ya fueron exterminados en 2005, lo que reduciría el número de muertos el año pasado. Por otra parte, la primera sequía podría haber debilitado un gran número de árboles aumentando el número de muertes en el 2010 estación seca.
“Nuestros resultados deben considerarse como una estimación inicial. Las estimaciones de las emisiones no incluyen los de los incendios forestales, que se extendieron por amplias zonas de la Amazonía durante los años cálidos y secos. Estos incendios liberan grandes cantidades de carbono a la atmósfera.”
Algunos modelos climáticos globales indican que sequías del Amazonas como estas se harán más frecuentes en el futuro como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Dr. Lewis agregó:. “Dos sequías inusuales y extremas que ocurridas en una década, en gran medida pueden compensar el carbono absorbido por los bosques de la Amazonia intacta durante ese tiempo Si sucesos como este ocurren con más frecuencia, la selva del Amazonas podría llegar a un punto en el que pasa de ser un valioso sumidero de carbono para frenar el cambio climático, a convertirse en una fuente importante de gases de efecto invernadero que podía acelerarlo.
“La incertidumbre sigue siendo considerable sobre los impactos del cambio climático en la Amazonía. Esta nueva investigación agregan evidencias que sugieren que las graves sequías serán más frecuentes que derivaran en importantes consecuencias para los bosques amazónicos.
“Si las emisiones de gases de efecto invernadero contribuyen a la sequía en los bosques del Amazonas, que causa a su vez a la liberación de carbono, este bucle de retroalimentación sería muy preocupante. Dicho más claramente, la trayectoria de las emisiones actuales están jugando a la ruleta rusa con la mayor selva tropical del mundo.”
El estudio fue una colaboración entre las Universidades de Leeds, Sheffield y el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) de Brasil. El trabajo fue financiado por la Royal Society, Gordon y Betty Moore Foundation y la National Science Foundation de EE.UU.
Fuente: Universidad de Leeds

« Tendencia de la temperatura invernal en Eurasia desde 1990 a 2006 Temporal de frío y nieve en España después del cálido inicio de invierno » EEUU quema grandes extensiones de selva amazónica en Brasil


Nuevas tecnologías satelitales revelan que el bosque amazónico desaparece para siempre, pero dos veces más rápido de lo creído.La multinacional Cargill (USA) quema grandes extensiones de selva amazónica en Brasil para imponer plantaciones de soja.
Los nuevos progresos en tecnología de imágenes basada en satélites descubrieron una «deforestación hormiga» que destruye la foresta amazónica al doble de la velocidad de las estimaciones anteriores debido a la tala selectiva del bosque y al transporte subrepticio de trozas de apenas dos o tres árboles de madera valiosa como la caoba.
Para el estudio de Science, los investigadores condujeron su primer análisis pormenorizado del Amazonas a partir de 1999 a 2002. Los resultados de cuatro años de estudio re­velaron un problema que es bastante extenso y muy subes­timado: “Encontramos una tala mucho más selectiva que las expectativas de ninguna otra investigación, que afecta de 4.600 a 8.000 millas cuadradas anuales de la cubierta del bosque a través de cinco estados brasileños”, dijo Asner.
La práctica de tala selectiva, que consiste en remover uno o dos árboles y dejar el resto intacto, se considera a me­nudo una alternativa sustentable a la deforestación abierta. Abandonada y sin regular, sin embargo, esta práctica ha demostrado ser extremadamente destructiva.
Un árbol grande de caoba puede significar cientos de dólares en el aserradero, convirtiéndose en un blanco tenta­dor en un país donde uno de cada cinco personas vive en la pobreza. “La gente entra y remueve sólo la especie más comerciable del bosque”, dijo Asner. “La caoba es la que más conocen todos, pero en el Amazonas hay por lo menos 35 especies comerciales de madera dura y es enorme el daño que produce la eliminación de apenas algunos árboles a la vez.
En promedio, por cada árbol quitado, se pueden dañar se­riamente hasta 30 más por la operación en sí misma de co­sechar la madera. Esto ocurre porque cuando se derriban los árboles, las enredaderas que los conectan tiran hacia abajo a los árboles vecinos.
“Los sectores del bosque afectados son áreas extraordina­riamente dañadas. La corona de un árbol puede estar a 25 metros de altura. Cuando se golpea abajo de un árbol causa muchos de daño en el entorno”. Al penetrar la luz a ese en­torno, diseca el piso del bosque, haciéndolo mucho más propenso a quemarse. “Ésta es, probablemente, la preocu­pación ambiental más grande”, explicó Asner.
“Pero la deforestación selectiva también implica el uso de tractores y de maquinarias que rasgan la superficie del suelo y del piso del bosque. Los madereros también cons­truyen caminos impregnados de suciedad para conseguir adentrarse y los estudios posteriores demuestran que des­pués esos caminos de frontera llegan a ser más y más grandes mientras más gente se mueve adentro, y fortalece el proceso de la tala de árboles. Pienso en la tala selectiva como en el primer cambio en el uso del suelo”.
Otra preocupación ambiental seria es que mientras un es­timado de 400 millones de toneladas de carbón se incorpo­ran cada año a la atmósfera como resultado de la tala tradi­cional de árboles en la Amazonía, Asner y sus colegas es­timan que otros 100 millones de toneladas adicionales son aportadas por la deforestación selectiva. “Ése es un 25% más de gas del que fue previamente asumido que también se está incorporando al invernadero de la atmósfera”, ex­plicó Asner, advirtiendo que podrían alterarse los pronósti­cos del cambio del clima a escala global.

Fundación Entorno presenta una guía de evaluación de ecosistemas para ayudar a las empresas en aspectos ambientales


La Fundación Entorno-BCSD España, en colaboración con la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, ha presentado la 'Guía de Evaluación Corporativa de los Ecosistemas', una herramienta desarrollada por el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD) que ofrece a las empresas una metodología para analizar los riesgos y oportunidades ligados al aprovechamiento de los servicios de los ecosistemas.

Así, la metodología propuesta ofrece a los responsables de la gestión empresarial pautas para responder a preguntas como qué grado de importancia tienen los riesgos ambientales en sus operaciones, qué oportunidades ofrecen los mercados ambientales emergentes asociados a la reducción del carbono y al uso sostenible del agua o de la biodiversidad, o cómo colaborar en la implantación de las políticas públicas con el objetivo de avanzar en la sostenibilidad de la gestión de los recursos naturales.
Según los promotores de la guía, entre los beneficios que obtienen las empresas con la puesta en marcha de esta metodología está la sistematización de los procesos de decisión relacionados con la gestión de los impactos ambientales de la actividad de la empresa, una mayor coherencia entre la visión empresarial y las acciones de los empleados y otras partes implicadas, la reducción de costes y la posibilidad de contrastar el valor de la compañía en relación a su compromiso ambiental, entre otros.
La elaboración de la guía es fruto de la colaboración de Environmental Resources Management (ERM), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), PricewaterhouseCoopers (PwC) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), además de 14 empresas que han pilotado esta metodología: Akzo Nobel, EDP, Eni, Eskom, GHD, Hitachi (Química), Holcim, Lafarge, Mondi, Rio Tinto, Syngenta, Veolia Environnement, Weyerhaeuser, y el Consejo estadounidense del WBCSD.
La Fundación Biodiversidad ha apoyado la traducción de esta guía al castellano para dotar a las empresas españolas de herramientas que promuevan su implicación en la conservación y en el uso sostenible de la biodiversidad. En palabras de la directora de la Fundación Biodiversidad, Ana Leiva, "las empresas son actores clave en el avance hacia una economía más sostenible".
El acto de presentación también ha contado con la presencia de la Secretaria de Estado de Cambio Climático, y vicepresidenta de la Fundación Biodiversidad, Teresa Ribera, que ha señalado que esta guía "permitirá alcanzar beneficios tanto para el medio ambiente y para las propias empresas".
Por su parte, la directora gerente de Fundación Entorno, Cristina García-Orcoyen, ha destacado que "la guía permite, a través de una metodología asequible a la mayoría de las empresas, identificar, medir, controlar y, en última instancia, revertir los riesgos de una gestión inadecuada de los ecosistemas".
Además, ha señalado que, con este documento, la Fundación Entorno "abre un nuevo campo de trabajo" con sus empresas miembro, en el que se analizarán y buscarán soluciones para una mejor y más responsable gestión de los recursos naturales.

Unos 230 millones de hectáreas de bosque podrían desaparecer para 2050


Unos 230 millones de hectáreas de bosque podrían desaparecer en 2050 a nivel mundial si no se toman medidas concretas para frenar las actuales tasas de pérdida y degradación de los bosques, según el informe 'Bosques Vivos' publicado este miércoles por WWF. 


Así, la organización ha detallado que el documento analiza las causas de la deforestación y degradación de estos ecosistemas e identifica las oportunidades de cambiar hacia nuevos modelos responsables que beneficien a la sociedad. Además, en el Año Internacional de los Bosques, se propone a los políticos, empresas y ciudadanos que se unan para alcanzar en 2020 la tasa neta cero de deforestación y degradación.
Esto significa, según la organización, que la tasa anual de pérdida de bosques, que actualmente es de 13 millones de hectáreas, debe ser reducida y mantenida en un nivel lo más cercano posible al cero. Esta meta tiene en cuenta que el cese total de la deforestación ligada a procesos de desarrollo humano puede no ser alcanzable, pero sí lo es en términos netos, una vez que se asegura la restauración de terrenos degradados en zonas prioritarias, ha añadido.
En este sentido, ha señalado que para alcanzar la meta, han desarrollado junto al Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) el Modelo Bosques Vivos, que permite explorar varios escenarios globales del uso de suelo, entre los que se consideran los efectos del crecimiento de la población y la demanda de los consumidores. También se describen posibles consecuencias en ámbitos como la producción de alimentos, el cambio climático, el precio de los bienes y servicios y el desarrollo económico.

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