El agua escasea, a la vez que el planeta consume más. La crisis se avecina. ¿O no? Una conferencia en Bruselas muestra soluciones de uso sustentable del agua en diversas partes del mundo, también en América Latina.
En este momento, un millón de personas no tiene acceso a agua para beber, dos de cada cinco no tiene acceso a instalaciones sanitarias. En el siglo XX la población mundial se triplicó y el consumo de agua se sextuplicó. Según cálculos de Naciones Unidas, en el año 2050 la escasez de agua afectará a 7 mil millones de personas… que el agua va desapareciendo en muchas regiones del planeta es tan un hecho como que a otras el cambio del clima las ha sometido a masas inusuales de agua.
“Lograr que el agua sea a un derecho humano no fue tan difícil, como conseguir que se haga realidad”, afirmó Karl Falkenberg, director de la oficina para el Medio Ambiente de la Comisión Europea, en una conferencia en Bruselas dedicada a enfocar soluciones, cuyo anfitrión fue el Pacto Mundial, la iniciativa de Naciones Unidas para comprometer a las empresas a alinear sus estrategias a diez principios universales, en este caso específico referentes al uso responsable de los recursos hídricos.
“Lograr que el agua sea a un derecho humano no fue tan difícil, como conseguir que se haga realidad”, afirmó Karl Falkenberg, director de la oficina para el Medio Ambiente de la Comisión Europea, en una conferencia en Bruselas dedicada a enfocar soluciones, cuyo anfitrión fue el Pacto Mundial, la iniciativa de Naciones Unidas para comprometer a las empresas a alinear sus estrategias a diez principios universales, en este caso específico referentes al uso responsable de los recursos hídricos.
Lo que importa es el resultado
“Queremos lograr que se trate eficientemente el recurso agua, como el carbón”, afirma el director de la sección de hidrología de WWF Internacional, Stuart Orr, que trabaja desde algunos años en esta iniciativa con la industria en diversas partes del mundo.
Su experiencia es buena: “No tenemos problemas en convencer a las empresas de nuestros objetivos. Aunque sean diferentes de los suyos, no hay un problema. Tenemos demasiada gente que quiere trabajar con nosotros. A veces no es cómodo pero saben que lo tienen que hacer, de lo contrario el agua desaparece”, cuenta Orr a DW.
Así, con la cervecera SABMiller trabaja hace algunos años en Honduras, Colombia y Perú. El porqué de las empresas, en realidad no les importa: “Diferentes empresas tienen razones diferentes. SABMiller sabe lo que es el riesgo, pues han tenido plantas afectadas por la falta de agua, sabe lo que la escasez puede costarle. A otras empresas las motiva el trabajo con las comunidades…. No me importa mucho por qué lo hacen, me importa trabajar con ellos con el objetivo de reducir y mejor el uso del agua y que los resultados sean positivos”. . De Colombia lo más positivo ha sido que el trabajo apoyado por las empresas ha llegado a los agricultores, de Honduras reporta un trabajo beneficioso con la Coca Cola, en donde la organización ambientalista la ha apoyado en su reducción de polución de ríos: hay que tener en cuenta que para un litro de esa bebida se requieren ocho litros de agua.
¡Promesas de los grandes de las bebidas!
A este respecto, ABInBev tiene mucho que contar: el consorcio que lleva 163 marcas, entre ellas la Becks, la Budweiser y la Leffe. Sus 15 plantas en 5 países europeos producen anualmente 30 millones de hectolitros de cerveza; a nivel mundial, 408,6 millones de hectolitros anuales. “Para una producir una botella de Jupiler se necesitan 5,25 litros de agua: de ello 20 % se convierte en cerveza, 10 % se evapora durante la producción y 70 % llega a las aguas residuales”, cuenta Ludo Degelin, vicepresidente del consorcio. AbInBev se ha comprometido a reducir el gasto de agua por cerveza producida, hasta el 2012, a 3,25 litros”. Pepsico se ha comprometido a otro tanto.
¿Admirable? No tanto. “Lo que las grandes corporaciones han entendido es que si no asumen determinados criterios de responsabilidad social no tienen la licencia para operar, hoy ser socialmente responsable es un requisito para poder estar en el mercado y ser aceptado por la opinión pública. Que esto no se refleje sistemáticamente igual en las capitales y en los países en desarrollo es una brecha que las compañías deberán observar y cerrar”, dice a DW Sergio Jellinek, responsable de Relaciones Externas para América Latina del Banco Mundial.
“Queremos lograr que se trate eficientemente el recurso agua, como el carbón”, afirma el director de la sección de hidrología de WWF Internacional, Stuart Orr, que trabaja desde algunos años en esta iniciativa con la industria en diversas partes del mundo.
Su experiencia es buena: “No tenemos problemas en convencer a las empresas de nuestros objetivos. Aunque sean diferentes de los suyos, no hay un problema. Tenemos demasiada gente que quiere trabajar con nosotros. A veces no es cómodo pero saben que lo tienen que hacer, de lo contrario el agua desaparece”, cuenta Orr a DW.
Así, con la cervecera SABMiller trabaja hace algunos años en Honduras, Colombia y Perú. El porqué de las empresas, en realidad no les importa: “Diferentes empresas tienen razones diferentes. SABMiller sabe lo que es el riesgo, pues han tenido plantas afectadas por la falta de agua, sabe lo que la escasez puede costarle. A otras empresas las motiva el trabajo con las comunidades…. No me importa mucho por qué lo hacen, me importa trabajar con ellos con el objetivo de reducir y mejor el uso del agua y que los resultados sean positivos”. . De Colombia lo más positivo ha sido que el trabajo apoyado por las empresas ha llegado a los agricultores, de Honduras reporta un trabajo beneficioso con la Coca Cola, en donde la organización ambientalista la ha apoyado en su reducción de polución de ríos: hay que tener en cuenta que para un litro de esa bebida se requieren ocho litros de agua.
¡Promesas de los grandes de las bebidas!
A este respecto, ABInBev tiene mucho que contar: el consorcio que lleva 163 marcas, entre ellas la Becks, la Budweiser y la Leffe. Sus 15 plantas en 5 países europeos producen anualmente 30 millones de hectolitros de cerveza; a nivel mundial, 408,6 millones de hectolitros anuales. “Para una producir una botella de Jupiler se necesitan 5,25 litros de agua: de ello 20 % se convierte en cerveza, 10 % se evapora durante la producción y 70 % llega a las aguas residuales”, cuenta Ludo Degelin, vicepresidente del consorcio. AbInBev se ha comprometido a reducir el gasto de agua por cerveza producida, hasta el 2012, a 3,25 litros”. Pepsico se ha comprometido a otro tanto.
¿Admirable? No tanto. “Lo que las grandes corporaciones han entendido es que si no asumen determinados criterios de responsabilidad social no tienen la licencia para operar, hoy ser socialmente responsable es un requisito para poder estar en el mercado y ser aceptado por la opinión pública. Que esto no se refleje sistemáticamente igual en las capitales y en los países en desarrollo es una brecha que las compañías deberán observar y cerrar”, dice a DW Sergio Jellinek, responsable de Relaciones Externas para América Latina del Banco Mundial.
Hay que cambiar costumbres
La reducción del consumo va, en ciertas regiones, unida a la distribución del agua: 366 metros cúbicos por año consume una persona en Estados Unidos, 300 en Israel, 232 en Europa, 50 en Cisjordania. Que el acceso al agua sea un derecho real para todos está lejos. Así lo afirmó Maarten Siebel, profesor de biotecnología medioambiental del Institut for Water Education de la Univesidad de la Unesco en Hebrón. “Cuando verdaderamente no hay agua, cada gota es aprovechada sustentablemente”, explica el catedrático exponiendo sistemas que se han implementado en la franja de Gaza.
En América Latina es más bien voluntad política
A este respecto, “América Latina presenta una situación bastante beneficiosa en cuanto a los recursos hídricos que tiene. Si uno compara sus cifras de acceso al agua con otras regiones del mundo, está en una situación mejor. Su déficit está en el área de sanidad y en la distribución, en la instalación de sistemas. Sin embargo, tiene los mecanismos para hacerlo si existe la voluntad política de los gobiernos y del sector privado. Éste tiene que invertir en estas áreas porque el sector público no puede”, puntualiza Jellinek.
En ese ámbito, el Banco Mundial ha apoyado campañas de información y formación de la población: “En Guanajuato, México, se puso en práctica una reforma del sector agua, cambiando la política de subsidios generales a subsidios dedicados a los sectores más pobres; se comprobó entonces que la gente tenía un uso poco sustentable. Se pusieron en práctica varias iniciativas en el ámbito de la comunicación, de juegos de computadoras para los chicos, campañas de radio. Y fueron los niños el agente de cambio”, cuenta Jellinek, encargado de la “comunicación para el desarrollo”. Algo similar sucedió en Perú: para conseguir cambiar costumbres de higiene y de uso del agua en los hogares, los niños fueron el factor fundamental.
Así, aunque la disposición es buena –según el WWF, un 92 % de las empresas asevera estar consciente de la crisis que se avecina-, la tarea es inmensa. Reducción de consumo, uso sustentable, cambios en la agricultura, mejor infraestructura y tecnología: los caminos del agua son muchos. ¿Será cumplida? Orr es optimista “Sí, las cosas están cambiando, lo lograremos, además no tenemos alternativa”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz
La reducción del consumo va, en ciertas regiones, unida a la distribución del agua: 366 metros cúbicos por año consume una persona en Estados Unidos, 300 en Israel, 232 en Europa, 50 en Cisjordania. Que el acceso al agua sea un derecho real para todos está lejos. Así lo afirmó Maarten Siebel, profesor de biotecnología medioambiental del Institut for Water Education de la Univesidad de la Unesco en Hebrón. “Cuando verdaderamente no hay agua, cada gota es aprovechada sustentablemente”, explica el catedrático exponiendo sistemas que se han implementado en la franja de Gaza.
En América Latina es más bien voluntad política
A este respecto, “América Latina presenta una situación bastante beneficiosa en cuanto a los recursos hídricos que tiene. Si uno compara sus cifras de acceso al agua con otras regiones del mundo, está en una situación mejor. Su déficit está en el área de sanidad y en la distribución, en la instalación de sistemas. Sin embargo, tiene los mecanismos para hacerlo si existe la voluntad política de los gobiernos y del sector privado. Éste tiene que invertir en estas áreas porque el sector público no puede”, puntualiza Jellinek.
En ese ámbito, el Banco Mundial ha apoyado campañas de información y formación de la población: “En Guanajuato, México, se puso en práctica una reforma del sector agua, cambiando la política de subsidios generales a subsidios dedicados a los sectores más pobres; se comprobó entonces que la gente tenía un uso poco sustentable. Se pusieron en práctica varias iniciativas en el ámbito de la comunicación, de juegos de computadoras para los chicos, campañas de radio. Y fueron los niños el agente de cambio”, cuenta Jellinek, encargado de la “comunicación para el desarrollo”. Algo similar sucedió en Perú: para conseguir cambiar costumbres de higiene y de uso del agua en los hogares, los niños fueron el factor fundamental.
Así, aunque la disposición es buena –según el WWF, un 92 % de las empresas asevera estar consciente de la crisis que se avecina-, la tarea es inmensa. Reducción de consumo, uso sustentable, cambios en la agricultura, mejor infraestructura y tecnología: los caminos del agua son muchos. ¿Será cumplida? Orr es optimista “Sí, las cosas están cambiando, lo lograremos, además no tenemos alternativa”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Pablo Kummetz
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