El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) asegura que los eventos climáticos extremos ya están en Bolivia y por ello considera que es fundamental incorporar el tema del cambio climático y la reducción del riesgo de desastres en las agendas políticas y de desarrollo al más corto plazo, “así como en las cartas orgánicas de las gobernaciones y municipios con recursos humanos, técnicos, económicos e infraestructura adecuada. Este es un tema de hoy, no de mañana”.
Esa sugerencia está en el informe Tras las Huellas del Cambio Climático en Bolivia, que permite valorar el conocimiento acumulado en el entendimiento del clima, así como los impactos relevantes de la variabilidad y la vulnerabilidad desde una perspectiva climática.
El PNUD entregará el documento a las autoridades y lo difundirá entre la sociedad boliviana con el objetivo de que sea utilizado para la generación de políticas públicas, la identificación de líneas de investigación y de vacíos de información.
El cambio climático en Bolivia, explica el informe, afecta principalmente por la desaparición de glaciares y por el cambio de estacionalidad para los cultivos en distintas regiones, siendo una de las más críticas la región seca del Chaco boliviano.
El informe fue dividido en cuatro capítulos. El primero describe los aprendizajes adquiridos sobre el clima en Bolivia y sus tendencias en el contexto global; las causas y efectos que tienen lugar ante anomalías climáticas o variaciones de los forzamientos externos antropogénicos. En el segundo capítulo describe los avances de investigaciones relacionadas con la vulnerabilidad climática, con especial énfasis en las áreas de agua y seguridad alimentaria.
El informe fue dividido en cuatro capítulos. El primero describe los aprendizajes adquiridos sobre el clima en Bolivia y sus tendencias en el contexto global; las causas y efectos que tienen lugar ante anomalías climáticas o variaciones de los forzamientos externos antropogénicos. En el segundo capítulo describe los avances de investigaciones relacionadas con la vulnerabilidad climática, con especial énfasis en las áreas de agua y seguridad alimentaria.
En el tercero se refleja la necesidad de brindar especial atención a la aplicación de estrategias de protección de los medios de vida en un contexto local que se vincula con las medidas de adaptación en las áreas de agua y seguridad alimentaria.
En el último capítulo se presenta un resumen de los avances y vacíos encontrados, y se plantea una serie de prioridades de atención que debiera motivar su debate y análisis respectivo.
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