domingo, 6 de febrero de 2011

Manejo del carbono en tierras áridas y en áreas tropicales



Este informe hace énfasis en las tierras áridas y en las tierras tropicales, que son las zonas de mayor interés para los países en desarrollo.

Las tierras áridas se definen por el índice de aridez que representa la relación de la precipitación con la evapotraspiración potencial (P/PET) con valores <0,05 para tierras hiperáridas, <0,20 para tierras áridas y de 0,20 a 0,50 para tierras semiáridas. Estas son las tierras secas más características, pero a menudo la zona árida subhúmeda (0,50-0,65) también se incluye en la misma (Middleton y Thomas, 1997). Las tierras áridas representan cerca del 40 por ciento de las tierras del globo. Las zonas hiperáridas naturales cubren un área estimada en 1 000 millones de hectáreas mientras que las tierras áridas, semiáridas y áridas subhúmedas cubren un área de 5 100 millones de hectáreas.
Si bien el contenido de carbono y la capacidad de fijar CO2 por unidad de superficie en las tierras áridas son bajos, pueden de cualquier manera hacer una contribución importante a la captura global de carbono y al mismo tiempo prevenir o disminuir la tasa de desertificación. Con esta amplia definición, una gran parte de las tierras áridas se incluye en el área tropical definida como la parte intertropical del mundo, la que representa el 37,2 por ciento de la superficie terrestre (4 900 millones de hectáreas).

Las tierras también pueden ser clasificadas de acuerdo a su tipo de ocupación. Las tierras cultivadas representan 750 millones de hectáreas en la zona templada y 650 millones de hectáreas en la zona tropical. La extensión total de tierras disponibles para los cultivos en zonas de secano es de alrededor de 2 600 millones de hectáreas, pero los bosques cubren una parte de las mismas -1 700 millones de hectáreas- y otra parte no puede ser efectivamente usada a causa de serias limitaciones (Alexandratos, 1995). Los tierras bajo riego -120 millones de hectáreas- están incluidas.

Los bosques tropicales cubren grandes áreas que representan más de 2 000 millones de hectáreas y son fundamentales para la salud del planeta. La mayor parte de estas áreas se encuentran en los países en desarrollo. La mejor solución sería protegerlas o por lo menos asegurar el mejor manejo posible, especialmente en la parte de los mismos que ya está degradada (13 por ciento en América del Sur, 19 por ciento en África y 27 por ciento en Asia); otras posibles soluciones serán discutidas más adelante.
Las pasturas permanentes o las tierras de pastoreo cubren más de 3 000 millones de hectáreas, la mayor parte de las cuales está en tierras áridas; el estado de degradación de estas tierras es estimado entre 14 y 31 por ciento.

De acuerdo a la Evaluación Global de la Degradación del Suelo (GLASOD, Oldeman et al., 1991), las tierras degradadas representan una gran proporción de los distintos tipos de tierras, cualquiera sea su tipo de ocupación. El total llega a 1 965 millones de hectáreas en todo el mundo, la mayoría de las cuales se encuentra en áreas tropicales y en tierras áridas (Cuadro 1).

Las degradaciones física y química, que son los procesos principales, muy a menudo resultan en degradación biológica (Robert y Stengel, 1999). La erosión hídrica y eólica componen, cuantitativamente, los procesos de degradación más importantes. Las principales causas son la deforestación, el sobrepastoreo y el mal manejo de los suelos. La pérdida de materia orgánica no ha sido identificada como un proceso específico de degradación, pero cerca de la mitad de los suelos químicamente degradados están exhaustos.

CUADRO 1. Degradación mundial de suelos en relación a los cuatro procesos principales de degradación*(terreno moderada a extremadamente degradado, millones de ha) (de Oldeman et al., 1991)
Área **
Erosión hídrica
Erosión eólica
Degradación química
Degradación física
Total (x 106 ha)
África
170
98
36
17
321
Asia
315
90
41
6
452
América del Sur
77
16
44
1
138
América Central y del Norte
90
37
7
5
139
Europa
93
39
18
8
158
Australia
3
15
1
2
21
Total
748
295
147
39
1 229**
* Los tres factores causantes, de importancia similar, son deforestación, sobrepastoreo y mal manejo agrícola
** El total llega a 1 965 millones de hectáreas si se agregan los suelos ligeramente afectados.

El contenido de materia orgánica del suelo es por lo general más bajo donde la degradación es más severa. La cantidad de carbono que puede ser capturada por medio de la rehabilitación de tierras degradadas será, por lo tanto, importante en áreas donde es técnica y socio-económicamente una opción viable. En los suelos tropicales, la degradación de los suelos inducida por la hombre afecta del 45 al 65 por ciento de las tierras agrícolas, dependiendo del continente (GLASOD, Oldeman et al., 1991). Esta situación hace que el margen de progreso para la captura de carbono en suelos tropicales degradados sea muy alto. Los beneficios adicionales relacionados incluirán el mejoramiento de las propiedades químicas, la biodisponibilidad de elementos -mayor fertilidad- y la resiliencia contra la degradación física, especialmente de la erosión. Por lo tanto, el secuestro de carbono contribuirá a restaurar la calidad de los suelos degradados.

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