Soluciones.
Es tiempo de encontrar soluciones a través de opciones que aunque cuesten más dinero al proyecto inicial, preserven la incalculable riqueza natural de esos bosques.
A casi una semana de iniciarse la marcha de los indígenas de tierras bajas que se oponen a la construcción de un tramo carretero entre Villa Tunari y San Ignacio de Moxos porque afectaría tierras indígenas, las posiciones entre el Gobierno y los grupos que avanzan con la marcha de protesta hasta la ciudad de La Paz no han variado. Por el contrario, como en casi todos los escenarios nacionales donde se presentan conflictos se mantiene una especie de pulseta hasta el final y que en la realidad ha determinado discusiones muchas veces estériles, el sacrificio de gente que asume medidas de presión e incluso situaciones de enfrentamiento entre los bolivianos.
El conflicto de la carretera al Beni, que es un viejo anhelo de los cochabambinos y de los benianos, encierra situaciones económicas, políticas, de desarrollo regional, de integración, pero sobre todo consideraciones medioambientales que no pueden dejar de ser tomadas en cuenta. La apertura de carreteras siempre origina conflictos de diversas magnitudes y aunque resulte una contradicción pues en países como el nuestro donde se necesitan centenares de éstas para integrar el territorio nacional, existen argumentos que deben ser analizados con la debida profundidad. En el caso de la carretera que atravesará el territorio indígena TIPNIS la situación es aún más complicada porque se trata de una de las reservas naturales más importantes del mundo y que podría ser afectada o “partida” en dos como aseguran los dirigentes de las etnias que habitan esas tierras. Siendo este problema un asunto que encierra una serie de observaciones, no es posible que sea llevado únicamente al plano de las medidas de hecho, es decir, nunca debía derivar en este sentido hasta llegar a una acción de protesta que está sacrificando a miles de personas que se han propuesto marchar por los caminos para expresar su repudio al proyecto en la misma Sede de Gobierno.
Sin embargo de la situación, las soluciones deben darse más allá del plano mediático e ingresar a una negociación entre Gobierno y marchistas en base a propuestas. Es momento de ir más allá de las declaraciones, de las advertencias y de supuestos análisis que muchas veces son superficiales porque se desarrollan en el plano de la conyuntura política y social.
El problema está a tiempo para iniciar un análisis respecto de todas las soluciones posibles en base a proyectos alternativos. Resultaría incomprensible, por ejemplo, mantener el actual trazo y no cambiarlo por otra opción aún cuando represente la inversión de 10 ó 20 millones de dólares más al proyecto original, si con ello se preserva efectivamente el medio ambiente, a sus habitantes y al bosque con todas sus riquezas naturales y biológicas que son incalculables y cuyo beneficio no solamente debe ser comprendido en dimensión nacional sino para toda la humanidad.
Es momento de encontrar soluciones y por encima del respaldo que provienen de uno u otro sector a favor o en contra, lo importante es que la controversia ingrese a un ámbito de racionalidad. Posiblemente posiciones hasta hace pocos días irreductibles a partir de compromisos políticos como las que asume la Confederación de Trabajadores Campesinos que apoyaba el proyecto gubernamental, y que hoy cambian, aconsejando el desvío del tramo II con otro proyecto, son las que deben formar parte del nuevo escenario para cambiar posturas que hasta hoy se han sustentado y que en realidad no contribuyen en nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario